La enfermedad como pretexto



Los seres humanos afrontamos desde hace unas décadas las llamadas “enfermedades" como una auténtica gue­rra que hay que librar contra sus "responsa­bles", agresores ex­ternos, bacterias, vi­rus, hongos, parási­tos, priones... a los que hay que comba­tir. Y por eso los mé­dicos utilizan hoy un lenguaje eminentemen­te bélico y hablan de "li­brar combates", de hacer la "guerra a la enferme­dad", de "enemigos a combatir", de "ataques"sistémi­cos o localizados, de "victorias" y "derrotas. Y por razones obvias otro tanto pasa con el lenguaje con el que se describen las técnicas "médicas" por eso hablan de cor­tar, quemar, destruir, bloquear, eliminar... así como de las "armas" para hacerlo cuyo conjunto se defi­ne de hecho como "arsenal" tera­péutico.
Incluso en el ámbito del cáncer porque también los tumores se ven como algo patógeno, como la causa del descontrol de un grupo de células anárquicas que amenazan con exten­derse por el resto del organismo hasta ocasionar su destrucción reminiscencia de quienes aún defienden que hay que mantener el control social a toda costa no permitir la anarquía, “amenaza" que justifica pues el uso de todo tipo de acciones bélicas de carácter agresivo aunque por ello haya "víctimas colaterales"(las células "sanas"). ¿Y a dónde nos ha llevado esta visión de la "falta de salud"? A no saber curar prácticamente ninguna de las llamadas "enfermeda­des". Quizás porque en realidad ni existan ni haya "enemigos que combatir". Por otra parte, aún si fuera así, si éstos existieran, la táctica de agredir nuestro propio organismo con el ab­surdo argumento de que así lo ayu­damos es sencillamente estúpido. (Publicado en DSalud)