La Meditación y el yoga en la medicina

Desde que la meditación ingresó en el diccionario médico de la mano del Dalai Lama, la ciencia ha podido corroborar la eficacia terapéutica de esta práctica, de aspecto tan inocente que en la actualidad se aplica tanto para vencer el odio como para controlar un cuadro de ansiedad o de hipertensión arterial. 
Las terapias de cuerpo y mente como el yoga, la meditación y los ejercicios de respiración profunda, parecen estar adquiriendo una mayor aceptación en la medicina convencional, según un estudio reciente.
"Hay evidencia sólida que respalda el uso clínico de las terapias de cuerpo y mente", aseguró en un comunicado de prensa  la Dra. Aditi Nerurkar,  de la Facultad de medicina de la Harvard y del Beth Israel de Boston. 
Analizaron datos de más de 23,000 hogares que participaron en la Encuesta nacional de entrevista de salud 2007 de EE. UU.  Las  personas que usaban la medicina convencional tendían a estar más enfermas y usaban el sistema de salud más que las personas que comenzaron a usar las terapias de cuerpo y mente.
"Lo que encontramos sugiere que los médicos envían a sus pacientes a terapias de cuerpo y mente como último recurso una vez las opciones terapéuticas convencionales han fracasado", apuntó Nerurkar. "Nos hace preguntarnos si enviar a los pacientes a estas terapias antes en el proceso de tratamiento podría llevar a un uso menor del sistema de salud, y posiblemente a mejores los resultados para estos pacientes".
"Estos datos sugieren que las terapias de cuerpo y mente en realidad se han convertido en un método establecido de atención primaria", aseguró el Dr. Russell Phillips, jefe de atención primaria del Beth Israel y autor principal del estudio. "Pero se necesita más investigación para asegurar la toma de decisiones de médicos y pacientes sobre su uso".
El hallazgo más reciente sobre el poder de la meditación proviene del Laboratorio de Neuroimágenes de la Universidad de California, Estados Unidos. Allí, la investigadora Eileen Luders demostró que meditar no sólo produce cambios en el funcionamiento cerebral de los meditadores, sino que también los genera en la estructura misma del cerebro.  "Los meditadores tienen más materia gris en las zonas del cerebro relacionadas con el control de las emociones"