Desarrollada por el Doctor alemán Max Gerson hace ya más de medio siglo, la terapia que lleva el nombre de este insigne medico no solo sigue de actualidad sino que es idóneo para tratar cualquier patología crónica. De hecho es tan eficaz que sus postulados fueron (y siguen siendo) ferozmente atacados. Y sin embargo todo lo afirmado por el seria posteriormente corroborado por otros muchos médicos e investigadores. Max Gerson fue un adelantado a su época y, sobre todo, una persona lucida que supo pronto averiguar las causas de la inmensa mayoría de las enfermedades y, por ende, como prevenirlas o tratarlas cuando ya se han manifestado… ¡sin necesidad de fármacos!. De ahí que se intentara rápidamente desacreditarle.
Una de las recomendaciones más polémicas de Gerson fue el uso de enemas de café para desintoxicar rápidamente el organismo con la intención de expulsar lo antes posible todos los productos tóxicos acumulados en el metabolismo.
Lo suyo es que el enema de café(usar agua lo mas pura posible, no la clorada del grifo) se retenga en el intestino entre 12 y 15 minutos porque toda la sangre del organismo pasa a través del hígado cada tres minutos y al estar en su interior los vasos sanguíneos hemorroidales y la vena porta hepática se dilatan mientras los conductos biliares se llenan de sangre, el flujo de bilis aumenta y la musculatura lisa de los órganos se relaja estimulando el sistema nervioso visceral y favoreciendo el peristaltismo. Además la sangre se detoxifica al pasar por un hígado cargado de cafeína. En suma la cafeína administrada por vía rectal estimula la actividad del hígado y ayuda a eliminar los desechos con más facilidad. Además alivian el dolor y quienes sufren de hipertensión y siguen el tratamiento comprueban que antes de transcurrir una semana su tensión se normaliza.
Eso si, el enema debe hacerse añadiendo dos cucharadas soperas de café natural molido (no torrefacto ni instantáneo) en un litro de agua mineral o destilada que previamente se haya calentado. Luego se remueve todo y se deja que hierva 3 minutos. A continuación se baja la intensidad del fuego y se continúa calentando todo otros 15 minutos pero ya a fuego lento, sin que hierva el agua. Se apaga el fuego pasado ese tiempo, se filtra bien el contenido (con un colador fino o, mejor, con un filtro de papel) se deja enfriar el liquido hasta estar templado y luego se llena la bolsa de plástico con el enema que debe introducirse en el recto para que llegue hasta el intestino donde debe intentar mantenerse entre diez y quince minutos.