El New York Times ha ido publicando una
lista con nombres de españoles que tienen cuentas en Suiza
Lo que le interesa al rotativo
estadounidense no es, sin embargo, el comportamiento bancario del Santander,
sino el de su Presidente y el de su familia, así como su enorme influencia
política y mediática en España. Un indicador de éste último es que ninguno de
los cinco rotativos más importantes del país ha citado o hecho comentarios
sobre esta serie de artículos en el diario mas influyente de EE.UU. Y uno de
los más influyentes del mundo. Es de suponer que si se escribieran artículos
semejantes, por ejemplo, sobre el expresidente Zapatero, tales reportajes
serían noticias. No así en el caso de Emilio Botín.
Una discusión importante de tales
artículos es el ocultamiento por parte de Emilio Botín y de su familia de unas
cuentas secretas establecidas desde la Guerra Civil en la banca suiza HSBC. Por
lo visto, en las cuentas de tal banco había 2.000 millones de euros que nunca
se había declarado a las autoridades del Estado español. Pero, un empleado de
tal banco suizo, despachado por el maltrato recibido por tal banco, decidió
publicar los nombres de las personas que depositaban su dinero en dicha banca suiza, sin nunca
declararlo en sus propios países. Entre
ellos había nada menos que 569 españoles, incluyendo a Emilio Botín y su
familia, con grandes nombres de la vida política y empresarial, entre ellos.
Según el New York Times, esta practica es
muy común entre las grandes familias, las grandes empresas y la gran banca. El
fraude fiscal en estos sectores es enorme. Según la propia Agencia Tributaria
española, el 74% del fraude fiscal se centra en estos grupos, con un total de
44.000 millones de €uros que el Estado español (incluido el central y los
autonómicos) no ingresa. Esta cantidad por cierto, casi alcanza la cifra del
déficit de gasto público social de España respecto la media de la UE-15 (66.000
millones de €uros), es decir, el gasto que España debería gastarse en su Estado
del Bienestar (sanidad, educación, escuela de infancia, servicios a personas
con dependencia y otros) por el nivel de desarrollo económico que tiene y que
no se gasta porque el Estado no recoge tales fondos.
Y una de las causas de que no se recojan
es precisamente el fraude fiscal realizado por estos colectivos citados en el
New York Times. El resultado de su influencia es que el Estado no se atreve a
recogerlos. En realidad, la gran mayoría de investigaciones de fraude fiscal de
la Agencia Tributaria se centra en los autónomos y profesionales liberales,
cuyo fraude fiscal representa –según los técnicos de la Agencia Tributaria del
Estado español- sólo el 8% del fraude fiscal total.
Es también
conocida la intervención de autoridades públicas para proteger al Sr.
Botín de las pesquisas de la propia Agencia Tributaria. El caso más conocido es
la gestión realizada por la exVicepresidenta del gobierno español, la Sra. De
la Vega, para interrumpir una de tales investigaciones. Pero el Sr. Botín no es
el único. Como señala el New York Times, hace dos años, César Alierta,
presidente de Telefónica, que estaba siendo investigado, dejó de estarlo.
Como escribe el New York Times con cierta
ironía, “el Tribunal
desistió de continuar estudiando el caso porque, según el juez, ya había pasado
demasiado tiempo entre el momento de los hechos y su presentación al tribunal”. Una medida que juega a favor de los fraudulentos es la
ineficacia del Estado así como su temor a realizar la investigación. Fue nada
menos que el Presidente del Gobierno español, el Sr. José Mª Aznar, que en un
momento de franqueza admitió que “los ricos no pagan impuestos en España”
Tal tolerancia por parte del Estado con el
fraude fiscal de los súper ricos se justifica con el argumento de que, aún
cuando no pagan impuestos las consecuencias de ello son limitadas porque son
pocos. El Presidente de la Generalitat de Catalunya, el Sr. Artur Mas, ha
indicado que la subida de impuestos de los ricos y súper ricos tiene mas un
valor testimonial que práctico, pues su número es escaso. La solidez de tal
argumento, sin embargo, es nula. En realidad, alcanza niveles de frivolidad.
Ignora la enorme concentración de las
rentas y de la propiedad existente en España (y en Catalunya), uno de los
países donde las desigualdades sociales son mayores y el impacto redistributivo
del Estado es menor. Los 44.000 millones de €uros al año que no se recaudan de
los súper ricos por parte del Estado hubieran evitado los enormes recortes de
gasto público social que el Estado español está hoy realizando.
Pero otra observación que hace el New York
Times sobre el fraude fiscal y la banca es el silencio que existe en los medios
de información sobre tal fraude fiscal. Tal rotativo cita a Salvador Arancibia,
un periodista de temas financieros en Madrid, que trabajó para el Banco
Santander, que señala como causas de este silencio el hecho de que el Banco
Santander gasta mucho dinero en anuncios comerciales, siendo la banca uno de
los sectores más importantes en la financiación de los medios, no solo
comprando espacio de anuncios comerciales, sino también proveyendo créditos
–aclara el Sr. Arancibia- “…medidas de enorme importancia en un momento como el actual, donde los
medios están en una situación financiera muy delicada”.
De ahí que tenga que agradecer al diario
que se atreva a publicarlo, porque hoy, artículos como los que publica el New
York Times y el mío propio, no tienen fácil publicación en nuestro país. Es lo
que llaman “libertad
de prensa”
Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas
de la Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins
University de Baltimore