La Soledad

La soledad no es más que una compañera de viaje, una fría amante de pálido rostro que camina en silencio a tu lado, que se refleja sólo en los ojos cuando te miras al espejo, que te hace invisible a la gente, y que no tiene memoria, porque a su lado nadie te recordará.
La soledad puede ser descrita como un sentimiento no esperado y muchas veces no deseado, de pérdida de compañía, o el sentimiento de que uno está solo y no le gusta esta situación.
Cada una de las etapas de nuestra vida tienen sus dificultades especificas, pero quizás en la tercera edad esas dificultades se agigantan y es en ese momento de la vida cuando la soledad adquiere tintes dramáticos.
Poco a poco, nuestro hogar se pueda casi vacío, después llega la jubilación, a veces voluntaria y otras veces no tanto. En esta nueva situación donde han desaparecido casi todas nuestras responsabilidades y tareas, las horas comienzan a parecer eternas sin saber muy bien como llenarlas. Parece que el hecho de la jubilación, un acontecimiento largamente deseado pasa a ser más un problema que una solución. Un momento en el que todavía disponemos de todas nuestras capacidades y a pesar de ello, tenemos la sensación de ser unos “inútiles”, como que la sociedad se ha olvidado de nosotros.
Atrás ha quedado aquellos días donde se acudía a las personas mayores para recibir sus consejos y los conocimientos que le proporcionaba su experiencia. Hoy por el contrario, el  Mayor sufre al comprobar como ha dejado de ser objeto de respeto y  agradecimiento.   
El Mayor comprueba como pierde autoridad, como los familiares a veces tratan de administrar su economía por creerlos incapaces de hacerlo ellos mismos, después de pasarse media vida siendo su sustento económico.
Te invade la sensación de que para otras personas formas parte de una generación que se ha quedado anticuada, que no entiendes el sistema de vida actual, que hablas otro idioma, que tus valores son otros y que por tanto te encuentras limitado en tus habilidades, razón por la cual te traten como si fueses un niño, es decir con más humor que respeto.
Al dejar de trabajar, perdemos un buen número de actividades en las que participábamos, conocemos a menos personas y comenzamos a sentirnos más solos.
La soledad es nociva para la salud. Cuando la gente Mayor se aísla de la compañía humana no solo favorece la soledad y la depresión, sino que, según estudios médicos, experimenta un incremento del riesgo de sufrir un ataque al corazón. La soledad conduce a la depresión.
Debemos cuidar mucho a nuestros amigos. Tomar más iniciativas a la hora de organizar nuestro tiempo, bien organizado pero sin excesivas rutinas que puedan resultar aburridas.
Pensar que poseemos una gran capacidad de reflexión mientras contemplamos el pasado, intentado profundizar en el sentido y el valor de la vida.
Las actividades externas nos mantienen vitales, saludables e independientes. El amor, la ilusión y la comunicación con los demás son las claves para una vida saludable.
Nunca se es demasiado Mayor para empezar a adquirir nuevos hábitos que nos ayuden a disfrutar de un futuro mejor.
Alguna de las pautas que contribuyen a prolongar la vida de forma mucho más saludable, pueden ser:
Enamorarse: … y permanecer en ese estado el mayor tiempo posible. Las personas emparejadas o casadas, viven más años y experimentan mejor calidad de vida que las solteras, separadas, divorciadas o viudas. Están menos predispuestas a deprimirse o abusar de medicaciones, mantienen un buen apetito y realizan muchas mas actividades sociales.
 Ejercicio Físico: El sedentarismo, es hoy uno de los más grandes riesgos que existen para la salud. Pasear o  andar es muy saludable. También si puede, considere otros tipos de ejercicios físicos mas divertidos como nadar, montar en bicicleta, petanca,  tomar clases de baile etc.
 Implicarse Afectivamente: Mantener permanente contacto con amigos y seres queridos. Es necesario estar alrededor de la gente que uno quiere y le quieren. Amar es una de las más fuertes aportaciones para la salud y el bienestar.
 Realizar actividades educativas: como pintura, escritura creativa, manualidades, Internet, etc. Una actitud positiva y con buen humor le permitirá una vida más plena.
Participar en salidas organizadas: Por asociaciones locales, excursiones, vacaciones, visitas a museos, al cine o al teatro, etc. 
Voluntariado: Tener un objetivo es una de las mejores formas de mantenerse vital. Participar, por ejemplo, en algún voluntariado para contribuir a un bien social es una bendición para quienes lo necesitan y para uno mismo, que siente así reforzada su autoestima.
En España el 26,2% de las mujeres y el 10,4% de los hombres mayores de 65 años, viven solos, según datos del IMSERSO (2007).
En España los Servicios Sociales están escasamente desarrollados, aunque poco a poco las autoridades se esfuerzan por desarrollar programas de atención a nuestros mayores.
Algunos como el del IMSERSO, que organiza vacaciones y viajes para las personas mayores a precios relativamente económicos, o iniciativas municipales como los llamados Centros de Mayores, donde estas personas  pueden realizar actividades de ocio y entretenimiento además de fomentar las relaciones sociales con otras personas de su edad.
Otras iniciativas  como  es el llamado “teléfono de la esperanza” donde personas, habitualmente voluntarias, proporcionan apoyo telefónico a personas que están solas y aisladas o desean exponer sus problemas y sentirse escuchados y comprendidos.
La Cruz Roja Española ofrece un servicio de cuidados a través del teléfono mediante un dispositivo de llamada urgente que lleva colocado el Mayor. También proporcionan apoyo telefónico de conversación para las personas solas que incluye un programa de voluntariado en el que los jóvenes que no pueden costearse un piso mientras estudian conviven con personas mayores que viven solos y a cambio del alojamiento, les proporcionan compañía y ayuda.
 Es cierto que con el paso de los años se pierden facultades, pero también se mantienen muchas que permiten a los Mayores hacer bien determinadas cosas, terminarlas y disfrutarlas.
Asistir al espectáculo de la vida por mucho tiempo merece la aceptación sin remilgos del paso de los años, aunque no nos guste para nada la imagen que el espejo nos retorna.