EL AGUA EN LA DIGESTIÓN

Cuando comemos el organismo segrega en el estómago el denominado jugo gástrico, una solución muy corrosiva compuesta básicamente por ácido clorhídrico diluido y una enzima inactiva llamada pepsinógeno que se transforma en pepsina y tiene como función descomponer las proteínas en elementos más pequeños (los péptidos) para proceder a su metabolización.
En el proceso de digestión el agua es fundamental.
A medida que el estómago hace su trabajo, las porciones no metabolizadas son trasladadas al intestino delgado a través de otra válvula: el píloro
Sólo que antes de pasar al intestino delgado el páncreas segrega (además de dos enzimas (la amilasa y la lipasa) y dos proteasas (la tripsina y la quimotripsina) que continúan con el proceso digestivo) una solución bicarbonatada para alcalinizar el entorno y contrarrestar la acidez con la que llega el alimento del estómago.
Cuando el cuerpo está deshidratado, cuando tiene escasez de agua, no hay garantía de que el jugo gástrico sea neutralizado debidamente. Y ahí empieza el problema porque como el sistema no va a permitir de ninguna forma que el contenido ácido y corrosivo del estómago alcance el intestino ya que el daño sería irreparable, el píloro (la válvula que separa el estómago del intestino) permanece cerrado.
Un hecho que es el primer paso en la producción del dolor dispépsico. Obviamente, como el estómago no puede retener de forma permanente su contenido, al organismo sólo le queda una vía para vaciarlo: la boca. Y provoca el vómito.
Una acción que conlleva otro problema: la irritación que provoca en el esófago el paso de los alimentos ácidos al ir desde el estómago hasta la boca: lo que llamamos "ardor de esófago".
Dicho esto, hay que añadir que la falta de agua provoca también otras dolencias. Es el caso de la colitis (o inflamación de colon) y del estreñimiento al que frecuentemente va asociada.

Ambas patologías deberían considerarse también, a juicio de Batmanghelidj, "señales claras de deshidratación del cuerpo". Porque, según explica, si bien es verdad que la falta de fibra con la comida puede provocar ambos problemas es aún más importante la falta de agua ya que sin ella no hay lubricación y los excrementos no pueden ser expulsados (o lo son con mayor dificultad).
Una situación que se agrava cuando, comida tras comida, seguimos sin beber suficiente agua y se acumulan en el intestino grueso las heces endurecidas (lo que llamamos estreñimiento). Proceso que con el tiempo termina causando dolor e inflamación en el colon (a veces con infección) y que es lo que conocemos como colitis.
Termino añadiendo que para Batmanghelidj también la bulimia puede estar causada por una deshidratación crónica del cuerpo. Según él, muchas de las personas bulímicas que sienten una necesidad incontrolable e instantánea de vomitar nada más comer lo hacen porque al no tener su organismo suficiente agua para alcalinizar el entorno del estómago antes de pasar al intestino -según el proceso descrito antes- se ven obligadas a hacerlo.
Una situación que cuando se repite a menudo les lleva a tener el mencionado "ardor de esófago" y que, incluso, puede llevar a desarrollar cáncer (generalmente en la parte inferior del mismo). Pero afirma sobre todo que (en general) los bulímicos confunden inconscientemente la "necesidad de comer" con la "necesidad de beber".
Asegurando que si se hidrataran convenientemente bebiendo suficiente agua todos los días la "sensación de hambre" (que no sería tal sino de sed) desaparecería.