Nos enseña el conocimiento de la meta y el camino que conduce
hacia ella.
No es necesario realizar practicas
indiscriminadas de las diferentes técnicas de Yoga.
Desde el punto de vista mítico, todo el
mundo es conocedor de la existencia del Sendero.
El Sendero se encuentra donde empieza para
nosotros el mundo (la punta de nuestra nariz). El mundo exterior termina donde
comienza el Sendero.
Al igual que en el cuento de Aladino, dirígete
al interior de la montaña, no te distraigas ni te entretengas, y al final
encontraras la lámpara maravillosa y con ella al Genio que te dará todo lo que
le pidas.
El Sendero, se encuentra en el interior de
la montaña. Si nos damos cuenta, casi todos los relatos místicos ocurren en las
montañas (sobre todo en las cimas), de hecho mucha gente acude a las montañas
para encontrar a los dioses.
La montaña simboliza al hombre. El Sendero
esta en el interior de esa montaña. Es necesario abrir la puerta de esa
montaña, buscar dentro de si y no fuera en el exterior.
Al igual que en el cuento de Ali-Baba y
los 40 ladrones, hay que gritar la palabra clave ¡Ábrete Sésamo!, para poder
entrar dentro de la montaña. Hay que eliminar esos obstáculos que te impidan
apropiarte de los tesoros.
El Yoga, lo que pretende es abrir la
montaña, caminar por el sendero hasta llegar al tesoro, a la lámpara
maravillosa, al SER.
El Sendero comienza de la montaña hacia
adentro. Nuestro cuerpo también puede ser alegóricamente comparado a un templo
bien construido. El pórtico, la parte externa con estatuas, representa nuestro
cuerpo físico. Una vez atravesada la puerta de entrada, se inicia el camino que
nos conduce al altar o Santa-Sanctórum. Ya San Pablo afirmó "Cada uno de
vosotros, sois el templo del Espíritu Santo".
Donde terminan todos los caminos del mundo,
comienza el sendero.
La leyenda asegura que, en un momento
dado, Dios y sus consejeros estuvieron pensando largamente donde esconder la
divinidad del hombre, para que aquel que la encontrara la utilizara de forma
adecuada y desinteresada. Ni en el centro de la Tierra, ni en el fondo del Océano,
ni siquiera en el lugar mas alejado de la Galaxia. pareció adecuado a Dios, ya
que entendía que incluso en lugares tan alejados, el hombre lo encontraría para
utilizarlo en su propio beneficio.
Finalmente, Dios decidió situarlo en el único
sitio donde al hombre nunca se le ocurriría buscar, dentro de si mismo, en su
corazón. Cuando el hombre, cansado de vagar, se refugia en si mismo, encontrará
la divinidad.
Hemos de abrir la montaña para poder
entrar en el sendero. Tenemos que hacernos nuestro propio sendero con la
ventaja de que no tenemos necesidad de buscarlo en ninguna parte, ya que
siempre esta con nosotros y nos acompaña a todas partes.
Sin embargo, el Sendero no se mostrara
hasta que reunamos una serie de condiciones: Hemos de ajustarnos a la Ley
Universal. Abrir la puerta del Sendero, implica trabajar el pórtico (cuerpo físico),
hacer asanas, pranayamas, limpiezas etc.
Nuestro cuerpo físico, es un inconveniente
y al mismo tiempo nos sirve para abrir este pórtico y entrar en el sendero.
Conquistamos el control de nuestro cuerpo, ejerciendo el poder sobre el a través
del conocimiento.
Pero, ¿Que conocimiento
tenemos de nuestro cuerpo? ¡NINGUNO!. Todo el poder viene del conocimiento.
¿Como abro esa puerta?. Adquiriendo el conocimiento del cuerpo físico