Cuando esperamos llegar

Cuando niño, siempre pensaba en ser mayor, después llegué a mayor y añoraba la niñez. Eso mismo me paso cuando comenzó mi vida laboral y veía a las personas mayores ya jubiladas, me preguntaba ¿Cuándo llegará ese día? 
Y como siempre en la vida, el tiempo solo es una ilusión, cuando te das cuenta ya llegó ese momento tan esperado.
Tantos proyectos soñados, tantas esperanzas de disfrutar, ese despertador que a veces te daban ganas de machacarle cuando te avisaba que ya era la hora. ¡Cuánto tiempo perdido intentando llegar sin disfrutar del camino! ¿Que nos pasará a los seres humanos que desde que nacemos estamos buscando aquello que no tenemos, para después cuando lo encontramos darnos cuenta que tampoco era eso lo que necesitábamos? 
No obstante todo momento llega y lo verdaderamente importante es saber estar ahí, en esa parte de tu vida que ya sin despertador, sin el jefe que te presione o el compañero que no te da los buenos días. En esa etapa de la vida en la cual tienes que seguir viviendo, y que además te vas a ir encontrando con esas nuevas obligaciones que quizás no te esperabas; ya sea tus padres mayores, ya los nietos o los hijos. Todo esto te ira involucrando en un nuevo laberinto, que seguramente es lo que necesitas, aunque tu esperaras otras aventuras y otros proyectos pensados. 
La vida sigue con sus altos y bajos, y lo importante es no ir contracorriente, sino disfrutar si es posible con lo que nos rodea, con esas tareas cotidianas, con ese compartir nuestro tiempo con los seres queridos.  Todo un mundo lleno de nuevas vivencias dignas de ser vividas.
Y cuando en esos momentos de no entender nada, nuestra vida parece que no tiene sentido y todo lo que en ella hemos hecho parece ser un fracaso, dejemos que el tiempo ponga las cosas en su sitio, y nosotros con nuestra experiencia vivida sepamos ponerle sal a la vida, pues la vida es una, y hay que vivirla lo más plenamente posible. A sabiendas de que nadie te regala nada, que debemos sembrar la mejor semilla que tenemos dentro de nosotros, para que al menos podamos recoger alguna deliciosa fruta.
Sin perder la esperanza de llegar, disfrutemos de cada paso en nuestro diario caminar.
 
(Publicado en el nº 1 de la revista amiga “Zona Senior”)