Seguridad en la alimentación

Las personas Mayores, con unas capacidades a veces disminuidas y con una mala gestión de "!las sobras" de alimentos, tienden a incrementar los riesgos para su salud.

A estas edades, los organismos disponen de menos defensas y en consecuencia están mas expuestos a sufrir intoxicaciones y a que estas tengan consecuencias mas graves, Si a esto, le añadimos la perdida de capacidad de determinadas funciones: vista, oído, olfato, movilidad etc, no hacen mas que acrecentar estos riesgos.
Los problemas en la vista dificultan la lectura de las etiquetas de los productos y en consecuencia no aplicar correctamente los consejos respecto a su conservación, instrucciones de preparación, caducidad etc. También hace mas difícil darse cuenta de si un plato o un utensilio de cocina están suficientemente limpios
Si es la memoria la que falla, se tendrán problemas para cocinar los alimentos adecuadamente o saber cuanto tiempo llevan en el frigorífico.
Las dificultades de movilidad, crean impedimentos a la hora de de mantener una higiene y limpieza adecuadas en la cocina y sus enseres, así como una serie de limitaciones para salir a comprar. Las compras se realizan mas espaciadas y se compran mayor cantidad de productos, que pueden dar lugar sobre todo con los alimentos frescos a mayores problemas de caducidad y riesgo de intoxicación alimentaria.
En ocasiones unos ingresos escasos implican una comida de peor calidad, una utilización de utensilios y aparatos deteriorados y una mala gestión de los restos de comida que no se tiraran a la basura aunque estén en mal estado.
Las personas Mayores que se encargan de gestionar su alimentación diaria, deberían de tomar algunas medidas que tiendan a minimizar los riesgos de enfermedad por una intoxicacion alimentaria:
  • Elaborar menús acordes con las necesidades reales
  • Programar las compras en relación a estos menús, especialmente en lo relativo a los alimentos frescos.
  • Hacer raciones al cocinar para evitar las sobras. Congelar las raciones sobrantes y descongelarlas un día antes de consumirlas.
  • Etiquetar estas raciones y los alimentos frescos para evitar despistes.
  • Mantener una escrupulosa limpieza en la cocina y en los utensilios
  • Poner especial cuidado los días de calor con los huevos y sus derivados, cremas, natas, verduras etc.
  • Ser conscientes de los riesgos que suponen comer alimentos en mal estado.
  • En ocasiones los alimentos en malas condiciones "NO AVISAN". Disponer de toda la información será una valiosa herramienta.
Un reciente estudio realizado sobre una muestra de 2.800  personas, ha dado como resultado que los Mayores en España son los mas preocupados por la calidad y la seguridad de los productos que compran, aunque un 20%  manifiestan no preocuparse nunca o casi nunca por estas cuestiones. Al fin, parece que este colectivo es cada vez mas consciente de que una buena alimentación es fundamental para disfrutar de una óptima calidad de vida y por ello elige los alimentos teniendo en cuenta cuales son los más aconsejables para su salud y no para sus gustos y preferencias.