EL MISO, Alimento legendario

Según la mitología japonesa fue un regalo de los dioses para garantizar al hombre salud, longevidad y felicidad. Muy utilizado en Japón para elaborar una sopa muy apreciada por su sabor y propiedades medicinales.
La palabra miso significa "fuente del sabor". Mi es "sabor" o "condimento" y So "fuente".
El miso es un fermento de consistencia pastosa elaborado con soja y sal marina. Cuando se lo elabora combinado con cereales (cebada, arroz..) o se le agrega agua, toma distintos nombres. Mugí miso: miso de soja con cebada. Contiene un 13% de proteínas. Es uno de los que tiene más éxito en Occidente ya que su sabor no es ni demasiado fuerte ni demasiado suave
Durante el proceso de fermentación se desarrollan amilasas, proteasas y lipasas que ayudan a digerir los alimentos y también los lactobacillus que contiene recomponen la flora intestinal.
El miso cuenta con virtudes propias que le permiten aliviar trastornos estomacales, dar vitalidad al organismo y depurarlo de sustancias tóxicas.
Médicos, expertos en alimentación y dietética, y especialistas en terapias complementarias lo recomiendan por sus enormes cualidades a la hora de prevenir tumores (de mama), paliar los síntomas de la menopausia o aportar al organismo proteínas de buena calidad, permitiendo así no abusar de otros productos menos saludables.
Muchas de las virtudes del miso proceden precisamente de su fermentación, ya que, como ocurre con ciertos quesos y yogures, este proceso lo hace más digestivo y nutritivo puesto que contiene enzimas vivas. Igualmente, esta característica obliga a guardarlo refrigerado para que no pierda todas sus propiedades nutricionales.
El miso es rico en carbohidratos y proteínas, llegando a contener más cantidad de estas propiedades que la carne. También atesora vitaminas como la B12, minerales como calcio, hierro y magnesio, a la vez que encierra aminoácidos esenciales (aquellos que el organismo no puede fabricar por sí mismo) y algo de grasa.
Por su composición, se trata de un alimento depurativo y desintoxicante del organismo, y posee una acción positiva sobre el sistema inmunológico. Resulta muy digestivo e ideal para combatir problemas estomacales e intestinales, eliminado la acidez. Asimismo, mejora la flora intestinal ya que por sus bacterias vivas, se puede considerar un alimento probiótico. Su contenido en lecitina le confiere efectos beneficiosos sobre el colesterol y, por tanto, ayuda a incrementar la salud de las arterias y a prevenir problemas cardiovasculares.
El miso suele venderse en envases de plástico o en frascos de cristal. Al ser un condimento salado cuesta mucho de estropearse pero si vivimos en un sitio cálido es mejor ponerlo en la nevera.
De forma tradicional se toma especialmente como condimento en sopas, patés, legumbres y cereales. Al ser un fermento no debe ser hervido a fin de no perder sus cualidades. Normalmente se añade cuando ya hemos terminado de cocinar un plato y hemos apagado el fuego. Entonces diluimos una cucharadita pequeña por ración en un poco de esa sopa o caldo y lo volvemos a añadir a la olla. Dejamos que repose uno minutos y ya podemos servir. Tengamos en cuenta que si ponemos Miso ya no hay que poner sal ya que ya es un condimento salado.
Se puede tomar como postre y así asegurarse una buena digestión. Lo más habitual es incluirlo en la elaboración de sopas junto a hortalizas y también en caldos de pescado. Combina estupendamente con arroces y pasta, y dada su consistencia, también es posible untarlo en una rebanada de pan. A la hora de preparar cualquier receta con miso, hay que tener en cuenta que el agua no entre en ebullición para que no pierda nutrientes y propiedades. Finalmente indicar que es el derivado de la soja que contiene más isoflavonas.
Sin embargo, está contraindicado cuando hay hipertensión arterial debido a su elevado contenido de sodio
Sopa Básica de miso;
Se prepara un caldo de verduras (puerro,zanahorias, cebolla..)y una tira de alga wakame,añadir el miso al final de la cocción 1cucharada por taza.