La sociedad en general cree que, a ciertas edades, cosas cotidianas como tener pareja estable no son posibles. Sin embargo está demostrado que independientemente de la edad, cualquiera puede mantener una relación sentimental con o sin lazos matrimoniales.
Se puede iniciar una relación a partir de los cincuenta y se puede mantener viva la de toda la vida. La pasión y el amor no acaban con el paso de la edad.
Llegar a la tercera edad puede significar el fin de algunas cosas pero también la renovación o el comienzo de muchas otras. Expertos afirman que los problemas respecto a la vida amorosa de las parejas ancianas radican de los prejuicios adquiridos por parte de terceras personas. Estos surgen a partir de la imagen que la gente construye sobre la longevidad, representándola como una etapa vital en la que se tienen otras funciones que cumplir, entre las que no se incluye iniciar una relación sentimental, fundar un nuevo hogar o dar prioridad a la vida en pareja.
A partir de los 60 se entra en una etapa de la vida en la que , por norma general, parece que solo queda limitarse a la vida de abuelo. Aunque el hecho de que la prioridad no sea crear una familia ni cosechar unos éxitos profesionales determinados no impide mantener relaciones íntimas sanas y naturales beneficiosas para la salud y autoestima, como en cualquier otro periodo vital. Si juventud o niñez tuvieron su encanto, no hay razones para pensar que la vejez está exenta de satisfacciones y oportunidades para vivir dignamente y ser cada día mejor ser humano.
Hace ya más de cincuenta años que José y Elena comparten su vida. “Ha pasado el tiempo de trabajar, de levantar un hogar, de ayudar a los hijos y de criar a los nietos. Ahora es el momento de pensar en nosotros como personas y eso incluye recordar que somos una pareja”, dice José. Cada día “nos levantamos con un beso y nos alegra pensar en lo que vamos a hacer juntos. Tenemos pensados varios viajes y también disfrutamos de nuestra casa en la playa. Damos largos paseos a la orilla del mar, nos sentamos a leer o nos vamos a cenar por la noche. ¡Como novios!”, cuenta ilusionada Elena.
NUEVAS PAREJAS
Los mayores, en demasiadas ocasiones, tienen reparo a la hora de desarraigarse de conceptos que les han sido inculcados y se han ido desarrollando a lo largo de la vida.
Lo que contribuye como inconveniente para enfrentar una nueva relación de pareja o un cambio poco habitual, como puede ser un divorcio. Pocos se atreven a dar este último paso, bien por los ideales adquiridos en una época más estricta al respecto o por el miedo a la reacción de los propios hijos, quienes muchas veces suponen una traba más en el proceso. Sole y Antonio tienen 75 y 78 años, espectivamente.
Ambos eran viudos cuando hace ya 15 años se conocieron. “Fue de casualidad, en la cola del médico”, explica Sole. “Empezamos a hablar y luego, cuando nos volvimos a encontrar, quedamos para tomar
café”, dice Antonio. “Para mi fue como renacer. Me emocionaba pensar en verle. Me pasaba horas pensando en lo que me pondría para la cita”.
Julián tiene 70 años y se separó de su mujer hace 12. “Nos queríamos mucho, pero cuando nuestros hijos se fueron de casa empezamos a no soportarnos y vimos que lo mejor era divorciarse.” Ahora, comparte su vida con una mujer 17 años menor que él, “Me quiere y me cuida.
Mis hijos no están de acuerdo, creen que se quiere aprovechar de mí.” A pesar de ello, Julián asegura que no cortará su relación: “Soy feliz, es lo que importa”.
Pasear, salir a bailar, ir al cine o ver una película en casa, recordar viejos tiempos, participar en juegos de mesa, o simplemente conversar. La clave para sostener un amor a edades avanzadas, ya venga de muchos años o sea un nuevo comienzo, está en la unión de ambos y en querer esa unión. Compartir experiencias, el día a día, lo más básico y cotidiano, es lo único que se necesita para hacer que no se apague ese bienestar con uno mismo y con su pareja. Ya que el amor no tiene edad, en todos los sentidos.
Via: Numero 3 de la Revista "Zona Senior"