EL AGUA Y LA HIPERTENSIÓN

La actividad del denominado sistema renina-angiotensina-aldosterona (un mecanismo subordinado a la activación de histamina en el cerebro) es esencial en el control del volumen y la presión sanguínea activándose para conservar el agua cuando falta ésta o cuando hay carencia de sodio en las células. 
Es más, hasta que el contenido de agua y sodio del cuerpo no alcanza un nivel adecuado el sistema actúa estrechando la capa capilar y el sistema vascular. Un estrechamiento cuyo nivel se puede medir y conocemos como hipertensión. 
La razón de ese estrechamiento de los vasos sanguíneos durante una situación de estrés es fácil de comprender. Cuando hay estrés parte del agua disponible se usa para disolver las materias almacenadas, como las proteínas, el almidón y la grasa. 
Y es para compensar el agua gastada que se pone en marcha el sistema renina-angiotensina-aldosterona coordinando su funcionamiento con la vasopresina y otras hormonas. 
Cabe añadir que son los riñones el principal lugar de actividad de ese sistema, son los responsables de la producción de orina con que eliminamos las toxinas y demás material de desecho. 
Pues para poder trabajar en condiciones los riñones necesitan suficiente agua. Y es verdad que ante su carencia pueden concentrar la orina pero no es menos cierto que esa capacidad no debe usarse hasta el límite so pena de dañar el riñón. 
Los problemas renales, por tanto, pueden también ser consecuencia de una deshidratación crónica y de una carencia de sodio (sal). 
La presión arterial alta es también para Batmanghelidj el resultado de un proceso de adaptación a la carencia de agua en el cuerpo. Cuando no bebemos suficiente agua para atender todas las necesidades del mismo algunas células se deshidratan. 
Se sabe que en caso de restricción de agua el organismo extrae el 66% del agua almacenada en el interior de las células, el 26% de la contenida en el exterior de las mismas y el 8% de la sangre. 
Y en esos casos los vasos sanguíneos no tienen más alternativa que reducir su capacidad para responder a la disminución del volumen de sangre, reducción que causa el incremento de la presión sanguínea que conocemos como hipertensión. 
Cuando bebemos menos agua de la diariamente necesaria el cierre de algunas capas vasculares es la única alternativa que tiene el organismo para mantener el resto de los vasos sanguíneos llenos. La cuestión es cuánto tiempo se puede seguir así. Y la respuesta, es "el tiempo suficiente para enfermar y morir". 
Por tanto, el tratamiento esencial de la hipertensión debería consistir también, sencillamente, en aumentar la ingesta diaria de agua.
"El agua es, por sí misma, el mejor diurético natural. Si las personas que tienen hipertensión y producen la cantidad de orina adecuada aumentaran su ingesta diaria de agua no necesitarían tomar diuréticos".